¡Muy buenas desvaneros!:
Parece mentira que ya estemos a mediados de enero y yo siga enseñándote cosas que hice estas navidades, pero es que me cundieron tanto esos días y quería hacer tantos detallitos para mis amigos y mi familia que me dediqué en cuerpo y alma a esa tarea aprovechando los días libres que pude juntar.
Reencontrarme con Mónica y su familia es lo mejor de esas fechas, y para mí un soplo de aire fresco por el que aguardo impaciente durante todo el año. Tengo la grandísima suerte de haber conocido a Mónica, y que se convirtiese en mi amiga del alma desde el primer día. Seguro que todos tenéis un amigo o una amiga con quien tenéis una conexión y una afinidad especial, alguien con quien compartís todos vuestros miedos y vuestros sueños sin tapujos, y con quien podéis ser vosotros mismos sin cortapisas.
Hace algunos años ella empezó una nueva etapa en Madrid, junto al que hoy es su marido, pero estoy tan feliz viéndola con sus dos pequeñajos y ese maravilloso hombre que la acompaña, que no puedo sentir más que felicidad por ella, a pesar de la distancia que nos separa y no tenernos la una a la otra a apenas cuatro calles, como cuando vivía en mi ciudad. Además Raúl es el tercero de los mosqueteros en este círculo, una persona tan maravillosa o más que mi amiga, y eso que ella es oro molido eh...
¿Por qué os cuento esto? Porque a falta de tarjetitas o cuellos de lana como les regalé el año pasado a los peques o a los adultos, este año opté por obsequiar a cada adulto con un detallito en fieltro. La inspiración me vino así de repente, justo cuando ya empezaba a preocuparme, porque Mónica y toda su tropa ya estaban por aquí, y yo aún no había preparado nada para ellos. ¡Qué vergüenza pasé, cuando Arantza, la niña de mi amiga, me insistía un día tras otro que tenían un regalito para mí! Y yo iba a quedar fatal sin nada que darles...
En fin, que tras el subidón cuando Arantza y su primillo Ekaitz me entregaron el paquete y me ayudaron a desenvolverlo, y vi toooooooooooooooodos esos abalorios y maderas y chipboards y... en fin esa secuencia infinita de preciosidades para hacer mis cositas, supe que me tenía que poner las pilas y hacer a cada uno un detallito. La lista, un tanto larga, no me amilanó: Maria Luisa, Manolo, Mónica, Raúl, Arantza, Nathan, Jose Manuel, Oinaze, Ekaitz, Alaitz, la madre y abuela de Oinaze, mi amiga Bego... Y bueno, más o menos cumplí mi objetivo, aunque al final, en el caso de los dos niños, opté por comprarles un cochecito (me costaba horrores saber qué podría hacer yo para ellos que les gustase). Eso sí, Nathan se llevó también una tarjetita (mi primera shaker, aunque versión sencilla, claro. Os la mostré hace unos días), porque el día 28 cumplía tres añitos y eso sólo sucede una vez en la vida ¿no?
Al volver a casa, como por ensalmo, el bloqueo de los días anteriores se rompió, y me puse a trabajar con la Big Shot y troquelar figuras sobre fieltro y alguna tela que ya empleé en el
mini para mi amiga Nagore. En otros casos, los menos, hice algún broche con abalorios. Es más en el caso de Arantza, utilicé una de las preciosas muñequitas de madera que me había entregado entre risas, con la complicidad de su primo en la entrega, por haberse chivado de lo del regalo jeje.
La lista, ya habéis comprobado antes que es larga (11 en total tras excluir a Nathan y Ekaitz), así que tened paciencia porque las fotos son varias jeje. Espero no aburriros mucho y que os guste todo lo que hice. Lo mejor es que a todos les gustaron los detallitos y esas sonrisas que no se veían fingidas, fueron la mejor recompensa para mí, por supuesto.
He tratado de seleccionar las más nítidas, y con las piezas agrupadas por categorías: alfileres, broches, llaveros... ¿Te han gustado? A mí me emocionó ver las sonrisas en cada uno de mis amigos, así que me doy por satisfecha. Gracias por aguantar hasta el final en mi desván hoy.
Un besazo. Nos vemos dentro de muy poquito a las 10:30 nuevamente, hora penisular.