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Gorro de invierno muy sencillo

¡Hola, desvaneros!:

¿Cómo vais con vuestros inicios en la costura? Seguro que alguna vez os habéis desesperado un poco porque no salía todo como esperabais, os habéis equivocado al medir...

Y sí, sé de qué hablo 😨😰😱😭, porque sin ir más lejos el proyecto que os traigo empezó siendo un gorro para adulto, pero como resultaba demasiado grande, comencé a cortar, cortar y cortar y acabó siendo un gorro demasiado pequeño. Tan tan pequeño que solo un bebé, casi recién nacido, podría usarlo. Es más, al final se lo he acabado regalando a un compañero de trabajo para que alguno de los muñecos de su hija pequeña, porque en mi entorno más cercano no había niños tan pequeños, y desde luego no estaba dispuesta a tirarlo.

Así que, como veis, no soy ninguna experta en costura. Ganas y entusiasmo no me faltan, desde luego, pero en cuanto a habilidad y destreza... mi cerebro anda cazando moscas 😂😂😂😂.

Bufanda infinita y un buff

El proyecto que hoy os traigo es sumamente sencillo y útil para los días más fríos. Y estoy convencida de que os va a encantar, pues es ideal para regalo. 

La mayor dificultad está en coser el tejido elástico del exterior, porque se enrolla bastante en los extremos y hay que detenerse de vez en cuando y estirar la pieza,  y otra de las dificultades es la incomodidad de recortar la pieza interior que suele dejar todo lleno de pelusas, según el tipo de tela que hayáis elegido para la zona abrigada. 

El vídeo, a partir del cual yo hice mi trabajo, nos habla en todo momento de un buff, pero a mí se me ocurrió hacer la pieza un poco más larga, pues pretendía regalar ese proyecto a mi madre, y aunque es muy friolera odia llevar cosas muy ceñidas al cuello, así que por eso hablo en el título de esta entrada tanto de una bufanda infinita como de un buff. En ambos casos la técnica es la misma, basta con cortar las piezas algo más largas para la bufanda infinita o más cortas si lo que queremos es hacer un cuello de invierno, braga de cuello o buff (ya sabéis que esa prenda recibe varias denominaciones distintas).

Toallitas desmaquillantes reutilizables

Lo sé, el tiempo se pasa volando. De hecho ya estamos en un nuevo año (¡Feliz 2020! por cierto), y por mucho que uno trate de llegar a todo, no siempre es posible. Por mucho que nos guste el mundo 2.0 y visitar otros blogs es complicado realizar nuestros propios proyectos y sacar tiempo o ganas para poder colgarlos luego en nuestras casas virtuales y compartirlos.  Da una pereza tremenda eso de ponerse frente al ordenador a escribir varios párrafos y compartir fotos del paso a paso, a modo de tutorial, ¿os identificáis, verdad? Espero que haya muchas manos levantadas que hayan respondido afirmativamente a mi pregunta.

Sabéis que siempre he defendido la cultura de los blogs y todo ese ambiente de comunidad de aprendizaje y colaboración que gira en torno a ellos, pero admito que cada vez me puede más el atractivo de la inmediatez de Instagram, porque egoístamente me "roba" menos tiempo. Me limito a hacer algunas fotos de mi último trabajo para compartirlo en mi perfil y ya está. Un blog requiere mucho más trabajo. Elaborar un tutorial o buscar la fuente en la que nos hemos inspirado para dar créditos a ese sitio, aunque sea solo con una breve mención, etc...