Hoy os traigo, algo más propio del campo del Home Decor,
anécdota incluida, que del scrapbook, pero bueno para mí en realidad el scrap lo engloba todo. Seguro que vosotros opináis igual que yo jeje.
Hace unos
días meses vino al mundo un nuevo miembro a nuestra familia, pues una de mis primas daba a luz a una niña preciosa (¡Qué voy a decir yo!, claro), y la sorpresa, al menos para mí, quiero pensar que para alguno más también, fue mayúscula, nunca mejor dicho, cuando nos anunciaron el día del alumbramiento, que habían decidido justo entonces, cambiar el nombre que flotaba en nuestras cabezas y corazones:
Daniela, por el de
María (para mi gusto más bonito sí, aunque nunca he sido partidaria de poner a los hijos el mismo nombre que el de sus padres), pero por otra parte me enfrentaba a una especie de hipnótico cabreo: "¿De verdad han cambiado el nombre en el último segundo? ¿Y qué hago yo ahora con mi regalo? ¡Para qué he invertido materiales, tiempo y dinero en ello?!"
¿Os imagináis la situación? Enseguida me vinieron a la cabeza posibles contratiempos y caras de gente tan alterada como yo. Se me ocurre, por ejemplo, una mantita bordada o similar (la verdad es que no sé si alguien se encontraría en tal tesitura). Sin embargo, confieso que pensar en eso no me consoló, en absoluto. Por otra parte, también venían a mi cabeza posibles alternativas peores a lo de la mantita bordada (al final el bordado, en una mala, se podría deshacer y volver a rehacer, aunque con sumo cuidado, para no dañar la tela, por supuesto); pero qué sucedía con aquellos que habrían encargado una pulserita con el nombre o cosas así... Hablo por hablar también, pero es un regalo muy probable, y seamos honestos y dejémonos de eufemismos, la decisión del cambio es en estos casos: una gran putada.
Quede claro que me alegro por ellos y que la niña es requetebonita, a ver si me vais a tomar por una prima resentida y envidiosa en plan "madrastra de Blancanieves". Me alegré y me alegro de que todo hubiera salido bien, pero me jodió mucho (perdonad que sea tan contundente), porque... ¿sabéis cuál era el regalo que estaba preparando con tanto mimo? Pues ni más ni menos que
una letra de madera decorada. De ésas tan bonitas que siempre me quedo embobada viendo en blogs, revistas o escaparates. Por fin tenía una en mis manos, enterita para decorarla con todo cariño, y casi acabada,
comprada hacía semanas en la feria de manualidades. ¡Si hasta había incorporado en el frontal el nombre completo de la niña con un alfabeto adhesivo! Y "aderezados" todos los adornos (permitidme este juego de palabras, pues de verdad que me dieron ganas de comerme a mi prima tras la noticia, y no precisamente a besos jeje) con cola blanca y gel medium. Conclusión: imposible despegar ni tan siquiera la "a" final del nombre, para poder "reutilizar" la letra para un posible Daniel, quizá un nombre más común por estas latitudes; pero no.... ¡Porca miseria! Los hados se habían confabulado contra mí.
¡Si hasta la evolución de los Digimons es menos perturbadora, por favor. Incluso el paso de niña a mujer...!
Comprenderéis que los lamentos se sucedieran durante varias horas, durante la tarde del día 28 de febrero, fecha clave de esta crónica, y en ese tiempo cansé a todas mis amigas con el monotema, creo que a raíz de eso han decidido vetarme en el whatsapp, decisión que comprendo. Sin embargo, afortunadamente, tras la tempestad siempre viene la calma, así que tras varios trillones de despotriques más, (no creo que exista este vocablo como sustantivo), salidos de lo más profundo de mi ser, comencé a analizarlo desde otro ángulo y decidí varias cosillas importantes. Y todo sin ayuda. ¡Qué madura me siento con ello! ;):
- En primer lugar, el domingo día 1 de marzo, fecha en que estoy escribiendo parte de esta entrada (a excepción del cierre y las fotos, ya en junio y julio. ¡Cómo pasa el tiempo!), no iba a seguir decorando la parte trasera de la letra ni los laterales como tenía previsto. No tenía sentido ya, aunque llevaba días esperando disponer de días libres para dedicarme de lleno a esa tarea.
- Me prometí a mí misma no volver a decorar, una letra para bebé, hasta que éste hubiera nacido y con varios mesecitos a sus espaldas ya. ¡Qué pena de mili, porque si no quizá esperara hasta entonces! jeje.
- El nombre de María me gusta más que el elegido inicialmente.
- Por otra parte, mi nuevo regalo, de sustitución, iba a ser handmade también, contendría la
inicial de la niña como protagonista, pero desde luego no iba a ser una letra de madera. Por ahora, es un trabajo que tengo en standby, y que pretendo hacer durante este veranito, aunque me estoy planteando un mini...
En fin, toda esta chapa, no serviría de nada si no os mostrase "la letra de la discordia" de la que hube de deshacerme literalmente, porque no encontraba a nadie a quien poder regalársela... Ea, que esto al menos sirva para que esa letra fallida conozca mundo. Os anuncio que sólo dispongo de una imagen y que la hice con el móvil. El resto las borré y sólo conservo ésta que colgué en mi instagram con la cola blanca aún sin secarse jeje.
26 de julio del 2015
De todos modos, para quitarme la espinita, por fin he terminado el regalo alternativo y ha acabado siendo un "mini" desestructurado (por tamaño, de mini tiene poco, la verdad), para ello seguí las indicaciones de un
blog que he descubierto hace muy poquito y del que me haré asidua, sin duda alguna.
Además, mi nuevo regalo no incluye la letra inicial como protagonista, pues las que he econtrado no me convencían por material, tamaño o textura, y creo que de por sí la portada tan colorida lo dice ya todo. Espero que a los papis les guste, y que la niña cuando sea más mayor, sepa valorarlo también.
Sé que lo habitual en casos de álbumes para bebés o libros de firma es que la estructura sea más formal y equilibrada, pero mi prima siempre ha sido muy espontánea y pienso que algo más desenfadado encaja mejor con su carácter. Y los colores de esta colección han sido de gran ayuda para ello. Perdonad por la calidad de las imágenes: en algunas el flash destella al incidir la luz sobre ciertos detalles, y otras resultan demasiado oscuras, porque al final decidí apagarlo.
- Aquí os muestro las fotos del exterior. A modo de cierre he colocado un bonito lazo en tonos rosas y marrones con motivos de estrellas. También alterna estrellas en amarillo pastel, aunque no se perciban en las fotos. Creo que un lazo como cierre siempre mejora un proyecto. Por cierto, éste lo compré en mi querida segunda tienda favorita. En este post os hablo de cómo la descubrí...